Pocas actividades parecen ser
tan ajenas al devenir de los acontecimientos, tan insensibles al
inevitable paso del tiempo como nuestra lucha. Uno podría extraer del
archivo situaciones, vivencias y problemas de, pongamos, hace 10 ó 15
años y parecería el retrato de la actualidad más reciente.
La
lucha parece vivir en una burbuja que la aísla de la realidad pero que,
al mismo tiempo, la impide evolucionar, renovarse, adaptarse a los
nuevos tiempos y a las nuevos modelos que la rodean. Un microcosmos en
el que el aire cada vez se hace más enrarecido y donde comienza a oler a
podre.
Habría muchos temas para tocar y analizar, pero hoy,
mira por donde (por diferentes circunstancias el tema está de
actualidad), apetece el análisis de la implicación de la máxima
institución provincial – la Diputación vaya – con nuestro deporte. De
verdad que como asambleísta de la territorial de lucha los últimos
dieciocho años, como monitor y hasta como organizador de escuelas
apadrinadas por "la Dipu" uno acumula experiencias más que suficientes
para el propósito. Además, aquí ya nos conocemos todos y el roce hace el
cariño, por lo que nadie va a extrañarse de lo aquí puesto.
Resulta evidente deducir que, siendo nuestra lucha eso, LEONESA, el
mayor esfuerzo a nivel de impulso y mecenazgo le ha de corresponder a
esta Institución. Si eso no se entiende mal vamos. Ahora bien, por
encima de la lógica esta la política y, peor aún, los celos políticos.
Si todo eso se adorna con la incompetencia y la mala baba de algún
técnico de deportes, incapaz de sacar adelante en veinte años lo que
otros han promovido en unos pocos meses (es sólo un ejemplo), pues
entonces el caldo está servido.
Va siendo hora ya de que se
destape, entre otras cosas, la gran mentira de las escuelas de lucha que
apadrina esta institución. Un modelo hermético, más bien cerrado, tanto
como los responsables de su gestión y organización. Con
programaciones y criterios totalmente anacrónicos, caducos y sin control
– repito - sin control alguno, donde unos pocos hacen "el Agosto" –
literalmente- acumulando varias escuelas. Una gran mentira donde además
se falsifican sistemáticamente los listados de alumnos y donde año tras
año se sigue indefectiblemente el mismo guión, eso sí, suavizando
ciertos requisitos en cuanto a incumplimientos de mínimo de alumnos
porque la cosa va a peor y apenas hay niños ya.
Cierto es que
el paso del anterior responsable por el área de deportes supuso algo de
aire fresco para el servicio; que algo cambió, o al menos, se intentó.
La clave hubiera sido que su sucesor hubiera continuado en esa línea,
que hubiera tenido la misma sensibilidad y capacidad para llevar a cabo
el cambio de rumbo. Lejos de eso, se ha dado un paso atrás y no sólo en
lo que respecta a la gestión de las escuelas, sino también en otros
niveles de apoyo a la lucha. Con el actual responsable, de perfil
notablemente más bajo al de su antecesor, los técnicos del servicio han
recuperado galones y han vuelto a imponer sus modos y prácticas. Hasta
las oficinas del servicio de deportes han recuperado su olor a rancio
tan característico.
De remate, el diputado actual ha de
plegarse también a los caprichos de sus superiores/as, cuyo
conocimiento, experiencia y sensibilidad para con la lucha es nulo, o
casi, y se rigen únicamente por criterios de oportunismo y celos
políticos. Poco les importa que los paisanos que acuden a los corros
cada vez sean menos y la grada no se renueve con aficionados mas
jóvenes, que cada vez haya menos niños en las escuelas y que la lucha
muera poco a poco. Eso sí, en la foto de La Vecilla,(es lo que toca
ahora) seguro que están todos.
La cosa pinta mal, muy mal. La
próxima vez que la presidenta acuda a una feria de turismo para
promocionar nuestra tierra algún avispado periodista debería de
acercarse a ella, (o a su segundo de a bordo que lo mismo da), y
entregarla un cinto de lucha con la siguiente pregunta, ¿Ud. sabe lo que
es esto, y lo que representa…? La foto no tendría precio.
Jesús Oblanca Sánchez
(Presidente del Club Bernesga)
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