Ni el momento ni el lugar son los adecuados, el mes de
Noviembre no parece el mejor para una cita tan señalada, tan importante como el
campeonato provincial. El desangelado y frío pabellón de Mansilla, (por mucho
cañoneo y mucho tapete en la grada que se quiera poner), no es suficiente. La
afluencia de público (y de luchadores) lo dice todo. En la mañana los sufridos
padres y poco mas, y por la tarde los trescientosypico incondicionales de
siempre. Después del fiasco de Matallana no espabilamos y volvemos a las mismas
una vez más. Alguno sabrá por qué…
En lo deportivo,
(de la des-organización casi mejor ni hablar: caótica, y eso que había muchos
pululando por la mesa) éxito de nuestros pequeños, seis campeones absolutos: Víctor Cuevas, Sandra
López, Isabel Justel, Nerea Lorenzo, Sergio Álvarez y Dani
López dejaron alto el pabellón y nos llevaron a ser los mejores en cómputo
general.
Buenas
actuaciones de todos en general, buscando disfrutar más que otra cosa, que es
de lo que trata a estas edades. Con eso ya
es suficiente.
En lucha sénior
premio más que merecido por su seriedad y
constancia en los entrenamientos para Ana Fernández campeona en el peso ligero, y un entorchado más, y ya
van… para Miriam Marcos en el peso medio. Corta participación femenina, entendemos
que consecuencia de la desatención federativa hacia esta categoría más que otra
cosa. Las chicas se van desanimando y pierden motivación. Ahora algún
espalibado querrá utilizar el dato de participación para quitarles la razón en
sus justas reivindicaciones.
En sénior
masculino buenas participaciones con luchadores nuestros en el cuadro de honor
de casi todas las categorías, aunque no hubo premio gordo para ninguno de
ellos.
Como análisis
final, resulta más que preocupante la dejadez e indolencia de unos árbitros que
renuncian a aplicar las pasividades sistemáticamente. Esta circunstancia tiene
mayor gravedad en el caso de la base. De poco sirve que en las escuelas se les
inculque una actitud más activa y de ataque como sería deseable si después en
las competiciones no se aplica el reglamento.
El
sábado vimos a niños con actitudes totalmente pasivas, sin hacer ni un solo
ataque, especulando con el resultado. No son tontos, se han dado cuenta de que
no existen las pasividades y juegan con ello. En sénior hay luchadores que
también han aprendido a hacer virtud de esa circunstancia, y eso repercute
negativamente en el espectáculo. Da pena. Que, de remate, se quiera tirar por
la calle del medio ante un error de la mesa clasificando para semifinales a un
luchador que ha perdido su combate, ya no tiene nombre ni justificación
posible.
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