Metidos de lleno ya en la disputa de la fase regular de esta nueva competición podemos extraer las primeras conclusiones.
En primer lugar es evidente que aun no se ha conseguido uno de los objetivos prioritarios, el ajuste de la duración a ese umbral razonable de la hora y media de lucha. Cierto es que en la primera cita entre presentaciones, entrega de obsequios y sorteo de emparejamientos se perdió casi media hora, pero también hubo otras circunstancias susceptibles de mejora. Con este nuevo formato- ya se ha dicho muchas veces- el papel que juegan los árbitros es vital, no ya sólo se les exige una aplicación escrupulosa de las pasividades, penalizadas recordemos con medio punto en contra, sino que también sería deseable que acortasen los tiempos muertos entre agarres, esos momentos que algunos luchadores - en una mas que evidente falta de forma física- distraen para recuperarse. La suma de todas estas circunstancias dilató en exceso la duración de la primera cita, y ahí es donde hay que incidir y trabajar de cara a las que restan.
En lo deportivo parece que el sistema, a grandes rasgos, gusta a luchadores y aficionados. El poder ver a los mejores luchadores de cada peso enfrentados entre sí en cada jornada es algo que algunos reclaman incluso para las competiciones estivales. De largo viene ya la idea de estructurar dos categorías diferenciadas con el fin de igualar el nivel de los luchadores participantes. A nadie tiene que escandalizar ya el que se piense en una categoría élite, la reservada a los mejores luchadores y luchadoras de cada peso, con calendario y normativa propio, y en otra categoría inferior donde el resto deban de demostrar y ganarse su puesto entre los mejores. Dos categorías diferentes para escenarios distintos y con carga económica diferente también para los organizadores. Esto abriría lógicamente el abanico de competiciones y supondría un claro avance para la Lucha. Haciendo uso de las palabra de algún reconocido luchador -y sin ánimo de ofender a nadie- no parece lógico que citas señaladas como un campeonato provincial o corros de prestigio y caché como pueden ser Riaño, Prioro, Valdefresno, por poner algún ejemplo, estén abiertos a todos aquellos luchadores que acudan, con lo que ello conlleva en cuanto a duración excesiva de los corros y desigualdad en muchos de los enfrentamientos. Cada vez son mas los que abogan por un sistema como el que nos ocupa, con participación reducida y elitista, fórmulas hay muchas, lo que es evidente es que el sistema actual esta obsoleto y necesita cambios.
Por otro lado, y a estas alturas ya, uno no debería de sorprenderse por nada ni por nadie, los actos definen a personajes y personajillos de la lucha, pero llama la atención la actitud de los esparavanes de turno sembrando la discordia desde la grada. Buscando el fallo a todo y a todos, si a eso le unimos que muchas veces ni entienden ni quieren entender las cosas y hacen comentarios sin fundamento, pues el resultado es el de siempre, que hacen el ridículo. Como parte de la organización aceptamos y agradecemos toda crítica, y hay quien ya la ha hecho de forma justificada y además razonada, lo que nos ofende es esa otra actitud dañina y bobalicona que en nada ayuda, al contrario.
Esta competición pretendemos que sirva para aportar, para sumar, también para cambiar mentalidades y hábitos, la penalización de las pasividades, la concentración de los combates en un corto espacio de tiempo, son medidas que han de beneficiar a los luchadores con un perfil mas deportivo, eso es lo que se busca en contraposición a esos otros que sólo se preocupan de hacer bulto para después reclamar su dieta. Estamos convencidos de que en esa línea se debe de trabajar, también sabemos que este sistema es mejorable y por eso siempre hemos estado abiertos a cualquier aportación seria y razonada, con otras cosas y otras actitudes no perderemos ni un minuto.
Jesús Oblanca Sánchez
(Presidente del Club de Lucha Bernesga)